El Gobierno nacional anunciará esta semana la puesta en marcha de un plan con descuentos del 10% para la compra de carne vacuna con tarjetas de débito en las carnicerías que adhieran a la iniciativa. De esta forma, los consumidores podrían recibir reintegros en sus compras de hasta $1.000 por transacción, informaron hoy a Télam fuentes oficiales.
En ese marco, las carnicerías que adhieran a la iniciativa impulsada desde el Ministerio de Economía «van a tener el beneficio de pagar solo el 10% de la alícuota correspondiente del régimen de autónomo», lo que implica un descuento del 90% en el monto de la misma.
Las fuentes señalaron, además, que en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca se están definiendo medidas de incentivo para aumentar la oferta de hacienda, que podrían anunciarse también en los próximos días. Esta medida de alivio para el consumidor se toma en un contexto de suba en el precio en la carne vacuna.
El precio promedio de categorías de consumo como el novillo en pie pasó de $309 el kilo en la primera operatoria de enero a $418 el viernes pasado, lo que implicó una suba del 35%, mientras que en novillito el salto fue de $312 a $433 el kilo vivo, un salto del 38%.
En lo que respecta a la media res, los aumentos que trasladaron al comercio minorista los matarifes, frigoríficos y abastecedores, y que culminaron de realizarse la semana pasada, fueron en promedio de entre $250 y $300 por kilo.
Entre las principales razones que se esgrimen desde el sector ganadero y de la industria para justificar tal salto en los precios, se encuentra el retraso de los valores de la hacienda y de la carne al consumidor respecto a la evolución de la inflación a lo largo de 2022.
Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), durante los 12 meses del año pasado, el precio promedio de la carne al consumidor creció 42,2%, mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó un incremento general de los precios del 94,8%.
La sequía fue el principal factor que determinó un «estancamiento» en los precios del mercado cárnico, ya que la falta de pasturas y de agua hizo que los productores se desprendieran de parte de su rodeo ante la escasez de alimento para animales, en un contexto en el que el nivel de demanda de los consumidores no exigía un mayor volumen de carne para el mercado interno.